Biarritz en un día, mansiones y surf
Sexto día que nos levantamos en el camping de Hondarribia para ver el pueblo de Biarritz. Era el penúltimo día que cruzaríamos la frontera en dirección a Francia.
Para ver Biarritz tenemos que ir a 40 kilómetros de la frontera con España.
Índice de contenidos
Biarritz, que ver
Es un pueblo que destaca por su curiosa mezcla de estilos. Desde las grandes mansiones (algunas rondaban el millón de euros), donde acuden en verano los más adinerados como su casa de playa, hasta los relajados y despreocupados surferos, que ya tienen una larga tradición en Biarritz.
El parking en el centro está complicado y es de pago (de los que tienes que ir a los parquímetros para pagar por horas).
Nosotros conseguimos aparcar cerca de la Oficina de Turismo de Biarritz. Aunque al verla, más que una oficina, parece una mansión de las que hablábamos antes.
Nuestra primera parada fue visitar el Hotel du Palais. Situado junto al mar, lo mando construir en el año 1885 la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa de Napoleón III, cuando pudo ver Biarritz y se enamoró de los más de seis kilómetros de playas.
Faro de Biarritz
Tras contemplar este majestuoso edificio, continuamos hacia el norte hasta llegar al Faro de Biarritz. Por tan solo 2,5€ y 248 escalones, obtendréis unas vistas estupendas de la Grand Playa y del centro de Biarritz.
Alrededor del faro hay un paseo muy agradable, para los que tienen vértigo, y contemplar también las vistas de la playa. Si hace bueno, se puede llegar a ver la costa española al fondo).
Bajamos desde el faro a la playa de la Petite Chambre d’Amour, donde hay una cueva en la que, según cuenta la leyenda, dos enamorados tenían su nido de amor frente al Atlántico.
Un día, tras una gran tormenta, la marea subió con tal rapidez que ambos desaparecieron, llamándose así “La habitación del amor” o “Petite Chambre d’Amour” en francés.
Nosotros por lo menos, la cueva no la encontramos, jejeje, estuvimos entre las rocas que hay bajo el faro.
El parking era de pago, así que volvimos al coche, pero en vez de porel “paseo marítimo”, fuimos callejeando hasta llegar a la Capilla Imperial. Erigida en el año 1864 por Napoleón III y dedicada a la Virgen mejicana Nuestra Señora de Guadalupe, fue construida con estilos romano-bizantino e hispano-morisco.
Antes de llegar al coche, paramos a comer un bocata que llevábamos en una plaza que encontramos, buscando la sombra como locos.
Tras comer, llegamos al coche y cambiamos a la parte sur de Biarritz, donde encontramos un parking gratuito (en el mapa está la ubicación) cerca de la playa Côte des Basques.
Côte des Basques, la playa del surf en Biarritz
Es conocida por ser la principal playa de surfistas de Biarritz. De grandes acantilados, cuando sube la marea hay que tener cuidado, ya que la arena desaparece por completo, quedando solo los surfistas y las olas.
Dejamos atrás esta majestuosa playa para dirigirnos hacia la Roca de la Virgen. Cuenta la leyenda que en un día de mucha tormenta, un barco que se dirigía al muelle no encontraba el camino. De repente, un rayo de luz iluminó el único camino seguro hasta el muelle, por lo que los marineros erigieron una estatua en la roca.
Roca de la Virgen
Para poder llegar a la roca, Napoleón III mandó construir un puente que la uniese a tierra firme, atravesando una roca, la cual fue excavada para ello. Desde el final del puente, se puede apreciar unas vistas inmejorables de la ciudad de Biarritz y, en días despejados, vislumbrar las montañas del País Vasco.
Pusimos rumbo al Puerto Viejo de Biarritz el cual, hasta mediados del siglo XIX, era puerto de llegada de los balleneros y donde descuartizaban a las ballenas. En la actualidad alberga las Playa del Puerto Viejo y algunos bares y restaurantes a su alrededor. Durante el camino hasta el puerto, se obtienen unas buenas vistas del mismo y de la Grand Playa de Biarritz.
Entre la Roca de la Virgen y el Puerto Viejo, se encuentra el Aquarium de Biarritz, pero nosotros decidimos no entrar a verlo.
Tras dar un paseo por el puerto, continuamos hasta llegar al Rocher du Basta. Es un pequeño islote cerca de la playa, conectado con tierra firme a través un pequeño puente de piedra arqueado. Tiene la curiosidad que dependiendo del momento, bajo el puente hay agua, con la marea alta, o arena, con la marea baja.
Tras cruzar el puente llegamos al islote, el cual sorprende porque, a pesar de su pequeño tamaño, tiene mucha naturaleza, bancos donde poder descansar bajo la sombra y unas vistas increíbles.
Tras ver por última vez las vistas desde el mar hacia la costa de Biarritz, nos dirigimos al coche para poner de nuevo rumbo al camping y, tras la ducha correspondiente y ponernos guapetes, bajamos a Hondarribia a degustar sus estupendos pintxos.
«Disfruta de cada momento».
¿Quieres organizar tu viaje? Aquí puedes empezar
COMPRA AQUÍ tus VUELOS más baratos. | |
RESERVA AQUÍ tus HOTELES más baratos. | |
CONTRATA AQUÍ tu SEGURO DE VIAJE CON UN 20% DESCUENTO. | |
RESERVA AQUÍ los mejores TOURS y ACTIVIDADES y TRASLADOS DEL AEROPUERTO. |