Que ver en el Peloponeso, un día por la antigua Grecia
Tercer día en Grecia y nos ibamos a ver el Peloponeso. Tras desayunar nos montamos en nuestro nuevo coche de alquiler para realizar la ruta que teníamos planeada hacer.
Los griegos conducen un poco mal (ponen el intermitente y se meten, por pequeño que sea el hueco, van por prohibidas sin importarles que tengas prioridad), pero eso sí, son más respetuosos que, por ejemplo, los españoles, en una carretera de doble sentido, aun con línea continua, veíamos que nos daban las largas, y ya aprendimos que es porque si no puedes adelantar, el vehículo lento se echa hacia el arcén facilitando el paso del que viene detrás más rápido.
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Canal de Corinto
Salimos por la parte norte de Atenas rumbo al Canal de Corinto. Este une el golfo de Corinto con el mar Egeo, evitando así a los barcos dar un rodeo de casi 400 kilómetros a lo largo de toda la costa del Peloponeso.
Este canal, inaugurado en 1.893, tiene una longitud de 6,5 kilómetros de largo y unos 90 metros en su parte más alta. Para poder verlo, al pasar el puente que lo cruza, hay un parking a mano derecha donde podéis aparcar sin problema. Es una para obligatoria si vas a ver el Peloponeso.
Epiaduro
A otra hora de camino, siguiendo la costa, se encuentra Epiaduro, pequeña ciudad conocida por su Antiguo Teatro, formado por 55 filas de asientos que dan cabida a unas 12.000 personas. Para poder disfrutarlo, es recomendable subir hasta la parte alta para contemplar bien su hermosura y probar la acústica desde el centro del escenario (os quedareis con la boca abierta).
Aparte del teatro, en la zona arqueológica, también podréis disfrutar del Templo de Asclepios, Tholos, su estadio del sigo V a.C. donde se celebraban cada cuatro años los Juegos Olímpicos y el museo arqueológico.
Nauplia
Salimos hacia nuestro próximo destino, Nauplia, villa de la Edad Media que ha sabido mantener su importancia hasta los tiempos que corren gracias a su estratégica posición en el golfo de Argos.
Aquí paramos para dar una vuelta y sentarnos en una terraza en el paseo marítimo para seguir degustando la exquisita cocina griega.
Como atracción turística destacada, a parte del puerto, está la Fortaleza de Palamidi, a la cual podéis subir en coche o bien andando (si sois valientes, ya que tiene casi 1.000 escalones) para vislumbrar unas espectaculares vistas de la ciudad y del golfo, pero nosotros no subimos, ya que cuando terminamos de comer empezó a llover, así que cogimos el coche y continuamos nuestro camino
Acrocorinto
Con la que estaba cayendo, por desgracia no podíamos visitar nuestro siguiente destino que iba a ser Micenas, continuamos de vuelta a casa, con la intención de, si dejaba de llover un poco, subir al monte de Acrocorinto para visitar la que es una de las mayores Acrópolis griegas, la ciudad de Corinto.
Según íbamos llegando de nuevo al canal de Corinto, la lluvia iba cesando, así que decidimos subir a Acrocorinto. Cuando llegamos, vimos que cerraba a las tres de la tarde y ya no llegábamos.
Sin poder entrar, nos sacamos unas fotos en la puerta de la Acrópolis y pusimos rumbo hacia Atenas. Ya no teníamos nada más que ver en el Peloponeso ese día.
Para cenar, decidimos ir de nuevo al lugar donde la noche anterior habíamos cenado y pedirnos unos Gyros para llevar, así que aparcamos al lado de la iglesia ortodoxa, nos tomamos una cerveza y cogimos la comida para ir al hotel, cenar tranquilamente allí y caer rendidos hasta el día siguiente.
«Disfruta de cada momento».
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