Olite y Bardenas Reales en un día
Antes de ver Olite y dejar tierras navarras, queríamos ir a ver una plaza que desde el 2 de junio del 2017 lleva el nombre de uno de nuestros grupos preferidos de la infancia, Marea. Esta plaza se encuentra en la localidad de Berriozar.
Una vez nos sacadas las fotos de rigor, emprendemos nuestro viaje de vuelta a Madrid. Íbamos a hacer dos paradas, en Olite, para contemplar su castillo y otra en las Bardenas Reales, paraje natural semidesértico.
Sobre las 12 estábamos ya en el pueblo de Olite. Aparcamos en un parking que se encuentra cerca del castillo, en la misma carretera de la entrada.
Que ver en Olite
El Castillo de Olite es una joya de carácter cortesano construido en el siglo XIII. Es un castillo que nos recuerda mucho a un castillo de cuento Disney con sus altas torres (la Torre del Homenaje con casi 40 metros), almenadas, pasillos, a veces incluso laberínticos, enredaderas verdes que trepan por las paredes y unas vistas de todo Olite que, como dijimos, hacen de este castillo y su pueblo parecer que han salido de un cuento.
Una vez visitado el castillo, estuvimos comiéndonos unas rabas (dejan mucho que desear a las del País Vasco) y un bocata en la plaza que se encuentra justo a la entrada del castillo. Y tras el café, nos montamos en el coche y emprendimos rumbo a las Bardenas Reales.
Bardenas Reales
Nuestra primera parada en las Bardenas Reales fue en el mirador Bardena Blanca, al lado del centro de información de las Bardenas.
Desde el mirador se divisa todo el paraje natural y cuenta con una ilustración donde podréis conocer los diferentes lugares que componen este paraje natural.
Desde el mirador, fuimos a Castildetierra
Castildetierra
Castildetierra tiene un pequeño parking justo al lado, que por muy pequeño que sea, podréis aparcar sin dificultad.
Las Bardenas Reales hace millones de años estaban cubiertas por agua. Esta desapareció cuando al producirse una apertura, el agua fue hacia el Mediterráneo, y quedaron las rocas sedimentarias.
Cuidado por el camino, aunque el GPS os guíe por un camino que no sea la pista general de arena, no lo cojáis, casi nos quedamos atrapados por un camino lleno de barro.
Estas rocas están dispuestas de tal manera que las más duras, piedras, arenisca o caliza, están en la parte superior. Mientras, las más blandas como las arcillas, están en la zona inferior, siendo estas últimas las más rápidas en erosionarse.
Castildetierra, para desgracia de todos, está condenado a la desaparición, así que si pasáis cerca, no dudéis en visitarlo, y, sobre todo, disfrutarlo con respeto, lo merece.
Cabezo de las Cortinillas
El Cabezo de las Cortinillas se asemeja a la formación de Castildetierra, pero eso sería hace millones de años.
El Cabezo de las Cortinillas aún es más ancho y se puede contemplar cómo afecta el paso del tiempo y la erosión en este lugar.
En este lugar hay que tener cuidado, se pueden ver restos de las rocas de arriba que al ser erosionada la arcilla, han caído desde lo alto, y hay muchas zonas en las cuales, puede que no tarde en pasar.
Desde la parte de arriba, salía un camino que llegaba a la parte más alta del Cabezo, pero aparte de que las escaleras de subida estaban rotas, hacía mucho viento como para aventurarse.
Y ya, tras estar un rato contemplando las vistas y la tranquilidad que el desierto ofrece, nos montamos en el coche y pusimos rumbo a Madrid, que aún nos quedaban casi 350 kilómetros para llegar a casa.
Después de ver Olite y las Bardenas, continuamos rumbo a casa.
Esperamos que os haya gustado y sobre todo animado a conocer este rincón de España.
«Disfruta de cada momento».
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No conozco Navarra (hasta me avergüenza decirlo), pero un día iré. Me ha enamorado tu viaje
¡Muchas gracias Úrsula! Nosotros tampoco lo conocíamos, y eso que he pasado cerca (más o menos). Pero era un destino que teníamos en mente. Espero que lo puedas conocer y disfrutar tanto cómo nosotros.
Un día lo haré, me has enseñado bellas imágenes y momentos de vuestro recorrido!