Que ver en Berlín, primer día en la capital alemana
Siempre nos ha llamado ir a ver Berlín, pasear por sus calles y conocerla por su historia, por lo que cogimos un avión y fuimos para allá.
Este viaje lo realizamos en el 2010 (ya ha llovido), pero lo recordamos como uno de los que más nos ha llenado. Nos gustaría que, a través de estas líneas que estamos escribiendo, os traslademos a cuando estuvistemos, o bien, os entren ganas de conocerlo.
El viaje transcurrió con normalidad, tras tres horas y media de avión y una hora y media de escala en Frankfurt, llegamos al aeropuerto de Berlín. Desde el aeropuerto, nos trasladamos en autobús hasta el hostel, ubicado en la calle Chausseestrasse 54.
Habíamos pedido una habitación doble para nosotros solos, pero se equivocaron y ya habían dado todas, así que nos dieron una habitación con seis literas, cocina y dos cuartos solo para nuestro disfrute.
El primer día llegamos ya entrada la noche, así que nos relajamos tranquilamente en un patio interior que tenía el hostel.
Al día siguiente, ya desayunados fuertes y tras coger un poco de provisiones para el camino (para matar el gusanillo a media mañana viene muy bien, pero tampoco dejéis la cafetería vacía 😛 ), emprendimos nuestro recorrido por las calles de Berlín.
Índice de contenidos
Palacio de Charlottenburg
Lo primero que fuimos a ver en Berlín fue el Palacio de Charlottenburg ya que era el que estaba más alejado del resto de atracciones turísticas que queríamos ver, y así, nos íbamos acercando poco a poco al centro de la ciudad.
El Palacio de Charlottenburg al principio fue construido como residencia de verano, pero posteriormente se mandó ampliar tomando como referencia Versalles. Entre sus técnicas, destacan obras de la época del romanticismo, así como rococó.
En visitar sus instancias y dar un paseo por los impresionantes jardines que tiene, podréis tardar unas dos/tres horas aproximadamente. Ahora tiene un precio de 10€ pero cuando nosotros fuimos costaba 8€.
Iglesia de la Memoria
Tras un paseo de unos treinta minutos, llegamos a la Iglesia de la Memoria, construida a finales del siglo XIX. Fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, quedando sólo en pie, su torre principal de 113 metros de altura (actualmente es de 70 metros). Esta torre iba a ser derruida para construir la nueva iglesia, pero decidieron conservarla como recuerdo de las consecuencias de una guerra y anexaron el edificio moderno que actualmente alberga la iglesia. En su interior se encuentran mosaicos que recuerdan la vida del Emperador Guillermo I.
Desde la iglesia, hicimos un pequeño descanso en una fuente que se encontraba cerca de la entrada del Zoo de Berlín, donde pudimos conocer la afición futbolera y la euforia de los alemanes, ya que ese día, se jugaban los cuartos de final del mundial de Suráfrica y Alemania había ganado a Argentina por 4-0.
Continuamos nuestro recorrido por la calle Tauentzienstraße hasta la boca de metro de Bahnhof Wittenbergplatz, donde cogimos el metro hasta el hostel.
Una peculiaridad del metro de Berlín, es que, a diferencia de los españoles, no tiene tornos. La boca de metro da directamente al andén y en este están colocadas las validadoras de los billetes (y sorprendentemente, todos lo hacían).
Tachelles
Tras llegar al hostel y darnos una ducha, fuimos a Tachelles. Este centro cultural se intentó derribar tras la caída del Muro de Berlín debido a su estado, pero un grupo de artistas llegado de todas partes del mundo lograron salvarlo, y era algo que había que ver en Berlín.
Tenía cinco plantas donde albergaba desde talleres de los artistas que ocupaban el edificio, hasta bares donde se podía escuchar música en directo.
Cuando llegamos, justamente estaba empezando el partido entre Paraguay y España, en el que si se clasificaba España, jugaría contra Alemania el día 7 de julio. Pedimos unas cervezas y disfrutamos del partido (cuidado cuando pidáis las cervezas en Berlín, la pequeña es un tercio y la grande es medio litro).
Tras acabar el partido (y ganar España), nos fuimos a la zona exterior donde había una especie de zona chill out, con arena de playa en el suelo, furgonetas haciendo el papel de barras y cocinas, y música en directo. Un ambiente muy bueno para poder relajarse en Berlín antes de ir al hostel a dormir para empezar con fuerzas el siguiente día.
En septiembre de 2012 fue cerrado el edificio principal, dejando solo al público la parte trasera del edificio. Como resultado, los artistas han creado una pequeña asociación para continuar creando eventos, arte y exhibiciones.
Durante este día como en los días venideros, nos encontramos con un montón de esculturas de osos que ver en Berlín, pintadas a mano y creadas por Eva y Klaus Herlitz.
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«Disfruta de cada momento».
Aah, ahora sí sé de donde procedía la escultura del oso.
De Alemania solo conozco el aeropuerto de Frankfurt y la ciudad de Heidelberg (por cierto, preciosa y con un magnífico casco histórico)
El de aeropuerto de Frankfurt también le conocemos, por dos ocasiones. Heidelberg estuvimos a punto de ir este año, pero nos pillaba al final un pelín lejos, así que no lo conocimos, lo hemos dejado pendiente.
OK
No os perdáis Heidelberg cuando haya ocasión
Abrazo